viernes, 18 de enero de 2013

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En soledad, floto encima de la cama. Y el colchón se vuelve mar cada que me envuelve tu pensamiento


En mi tu imagen poderosa, tus ojos espirales rotas que transportan esperanza de algo más que círculos.
Pienso: en tu sonrisa de luna creciente.  En el placer que se desborda del vientre de tu boca cuando rompemos el silencio del olvido y volvemos al reencuentro.

Hipnotizada transgredo la distancia y mi mano comienza a buscarte en mis adentros, en las fantasías de mis sueños que saborean tu carne paraíso.

Imagino las estrellas del firmamento, las margaritas enredadas en tu pelo, el viento, la luna gimiendo, los animales rugiendo, las semillas pariendo, las flores creciendo y vos, serpenteando en la humedad de la noche rumbo al alba.

Yo conejo, despierto, movido por la semilla que florecerá mañana en el ombligo. Y te siento, desde mi madriguera te siento, sumergida en este pensamiento vagabundo que precisa de palabra.

Alucino el olfatear entre tu pelo, cerrar los ojos y ser animal, ser tierra, ser mar, bestia y también paraíso. Quiero morder tus nalgas como nubes de cielo, chupar tus huesos y caer profunda en la caracola que flota encima del océano.

La imaginación me lleva al fuego que calienta tu madrugada, y me dan ganas de calcinar cada partícula viva de tu cuerpo y así morir juntas en el infierno del orgasmo eterno y encontrar por fin a la primavera en tu mirada lejana, desorbitada aún, en el reino de los placeres.

Desabrocha mis entrañas con tus manos en mi torso moribundo y conecta nuestras palpitaciones construyendo puentes con nuestros átomos fusionados.

Perdido es mí ser, como un tesoro en las profundidades submarinas. Y regreso al cuerpo, con gotas de sal que reflejan tu rostro sobre mi piel palpitante a reencarnación divina. 

sábado, 12 de enero de 2013

A Alejandra Pizarnik


A Alejandra Pizarnik:

Esta noche venís conmigo
Alejandra
Sobre dosificada de letras
Estas en mis adentros
Deambulando a mí ritmo el retorno a casa

Mi tristeza espera ansiosa tu aparición de media noche
Con el libro de poesía y las nubes de humo invadiendo el espacio
Tus letras destellan lunares lila en tu cuerpo desnudo entre vocales
Yo
Te acaricio con el alma derramada en mi iris cuando te leo

Te pensé todo el camino
Estoy en casa
De vuelta a perderme en la desnudez de tus encantos multicolores

Bella Alejandra nocturna de la media noche
Masturbémonos juntas
Una con la poesía de la otra
Saboreemos aunque sea solo por un instante
Lo que pudo ser…

Poetisa del inframundo
Tu muerte floreció en mi ombligo después de la tormenta
Tu muerte
Me masturba diariamente en lo oculto de mi refugio.

Hija de soles negros y luna morada,
Nuestra vida nunca pudo ser más perfecta,
Me esperas en la esquina de cada hoja,
Dándome la bienvenida a la siguiente,
Te entregas a mi vientre y jugamos a odiarnos,
A escupirnos versos y poemas,
A reconciliarnos en el regocijo de las letras.

Alejandra,
Argentina de letras poderosas y chispeantes,
Tu transformación de materia
Fue una urgencia de las letras
Por inmortalizarte en poesía.

Conejo:


Salvación llega a mí tras tormenta de nieve

Etílicas avalanchas embriagan la locura y traen calma con humo que penetra el pensamiento. La madriguera adentro del árbol que en llamas se transforma en cenizas, resguarda la presencia demoníaca del que por veces es conejo y por otras, bestia silvestre.

En este plano terrenal, agujerado y derruido, la vida canta, calla y murmulla:

Salta conejo,  salta sobre la grama, sobre la tierra, sobre el agua, sobre la mierda, sobre la carne, sobre los huesos, sobre los sesos, sobre la sangre, sobre los sexos, sobre los ombligos. Salta conejo, salta hasta caer al infierno y engrandecer tu ego por saborear el vacío lleno de paraísos que solo existen en tu mente.  Salta sobre el sol conejo, salta y te transformas en bestia. Y rasgas los paraísos con tus patas violentas.

Ahora no saltas, ahora corres, ahora serpenteas, ahora vuelas, ahora te arrastras, ahora eres bestia que todo lo puede y nada lo vence.  Ahora no existe conejo, ahora ya es pasado, ahora es nada que luego será algo, ahora es una ilusión dosificada que sustituye al minuto caótico de la soledad que amarga la garganta, tras un recorrido lineal de nieve. No te confundas.

lunes, 7 de enero de 2013

Asaltando instantes cotidianos


Me gusta recibir miradas primerizas. Caminar por los locales y sentir pupilas que se derriten en mi piel de porcelana, color de nieve.  En mi rostro angelical y mis ojos transparentes.

La incomodidad que me invade, me hace querer lanzar bombas escondidas entre mis pechos.  Mi cuerpo ansioso se excita y mis brazos se extienden movidos por mi vulva que se cierra emocionada al levantar mis alas y asaltar la estética configurada, con mis pelajes púbicos, enredaderas frondosas que adornan mi templo libre. 

Las criaturas asustadas miran disimuladas e impresionadas, asqueadas, con sentimientos encontrados que atentan de alguna manera; como la estrella fugaz más grotesca del universo atenta contra la belleza del firmamento por elección.

Por eso me gusta invadir sus ojos y puyar sus parpados… para hacerlos despertar a la belleza inigualable que posee el universo, a la farsa detrás de los estándares irreales de humanidad modificada creados únicamente para consumir y consumir y consumir y luego explotar y modificadxs sin cerebro ni conciencia divagar como parásitos inconformes en el ambiente.  

De vuelta a la madriguera me miro reflejada en los cristales y en los espejos. Y me quedo estacionada, observando mi cuerpo, el pelo que crece natural y me devuelve al animal que soy en origen. Me siento fuerte, como siendo alimentada por mi propia carne y mi propia leche. En soledad, alimento mi energía para salir a la jungla y atentar como animal terrorista que revienta venas y salpica el paisaje.

jueves, 3 de enero de 2013

Carneabultadaconejohipnotizado


Me vine, desde adentro salí disparada de un pene erecto y venoso, como semen espeso derramado  en la pierna de mi amada. Enfurezco, cada vez que esa sensación me absorbe. Mientras me masturbo el placer no tiene fin, las imágenes son inagotables y caen segundo tras segundo, pudriendo mis heridas abiertas.

Me imagino en tu conducto vaginal, invadiendo con mi carne tus grutas sagradas, serpenteando  entre tus piernas, tocando el cielo vaginal que se derrama en llanto de placer al sentirme viscosa adentro.

Yo no necesito una verga, no es el poder fálico el que anhelo, tampoco la verticalidad y dureza ni lo grotesco de su fachada erecta. Alucino la temperatura vaginal rodeando el bulto de carne que me palpita desquiciado, incitado al terrorismo de derramarse adentro.  Imagino tu estrechura ante mi paso expansivo, tu movimiento circular, la inmensidad de sentirnos una y compartir mareas internas. 

Cuando mi animal despierta, como un conejo hipnotizado que salta sobre una zanahoria ensangrentada, viendo hacia el horizonte; mi clítoris se transforma y pareciera tener entre las piernas la flor más bella del universo. Entonces agarra forma… por fin mi placer sincero se manifiesta y puede decir más de lo que mi lengua diría en otros lenguajes.

Dejo de escribir y me detengo extasiada, a observar la transformación de mis genitales; su volumen,  su color, su ritmo.  Y así, aflorada, desgarro cada una de las imágenes volátiles que me incitan a adentrarme y me derramo en el instante en que la vagina madre se traga mi carne, en el abismo de mi pensamiento.