Yo intente tocar tu piel con el extremo de la mía, intente
palpar nuestras paredes desapareciendo la calle que las dividía. Yo busqué tu
cuerpo mazorca, mujer de maíz que me llamaste a probarte, soñé con chupar cada
una de tus semillas y morderte fielmente y escupirte con gozo desde cada uno de
mis dientes para transformarte en masa y
luego en tortilla para nutrirme de vos alimento…
En mi llanto de
incendio fuego lento el mío que amenaza con arrasar tu llanura, liberarte en humo
y así volver a sembrar en esta tierra
que palpita desde el centro de mí ombligo corazón. Mujer trueno, rayo que dibuja la silueta del
cuchillo que me parte en pedacillos y me deja manos para tejer nuevamente mi
carne. Yo intenté encontrarte de nuevo, movida por la poesía que dicta nuestra
fusión de existencia.
En estas visiones conscientes, tus
formas son desgarradas por el viento y tu
boca se rompe en palabras y letras y tu
cara explota en garabatos que me inducen a buscar la superficie para
materializar la sinestesia que tu energía despliega en mi mirada.
Mi vuelo resulta inesperado, un conejo que aletea
intentando volar a pesar de aceptar que es un animal terrestre podría juzgarse
como poseedor de locura que atenta ante la ley de gravedad y la distancia
impuesta entre los cielos y la tierra. Intenté alcanzarte en libertad estrella... Rayo que te
dejas ver únicamente en la tormenta, yo solo espero el desafío para verte
brillando fugaz en primavera.
0 comentarios:
Publicar un comentario