lunes, 2 de junio de 2014

Otr°0



A veces resulta suficiente -acariciarse con los ojos- detenerse para verse las miradas y las caras, los gestos y las manías

A veces, urge reconocerse, desde el espejo de ojos ajenos, desde la honestidad de encontrarse reflejado en una sonrisa de nervios  

Siempre, la urgencia corpórea conlleva una necesidad de adentro, y cuando las distancias no importan, ni los roces de piel ni el bagaje olfativo, entonces se sabe que lo único que unx necesita es verse, proyectado en otro rostro, frotando humanidad desde distancias cálidas que ni la carne se explica

Urge-me a veces, saberme

desde la otredad que me delata.

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