Nunca encontré la receta perfecta hasta que esa tarde turbulenta con caídas, tropiezos y mucha hierba, llegaste como una muestra de lo que puede ser una adicción sin precedentes y mayor a la necesidad de un frasco de alcohol.
Todos tus ingredientes tan calculados… previamente preparados y estratégicamente mezclados…
El perfecto sazón…
La perfecta combinación… ni mucho de azúcar… ni mucho de limón.
Es una lastima que permanezca en una bandeja de degustación... creo que en verdad necesita sentir ese deseo, poder y control por todo individuo que pasa por el pasillo 42… pero al amor es alérgica por error de fabricación.
Nunca se sabe cuando es su fecha de caducacion, la mía varia según la temperatura del congelador… la de ella supongo impredecible pues me dejo tan hambrienta… y a la vez sin apetito hacia nada mas.
Fue mi desayuno, postre y aperitivo.
Mi fuente de proteínas… sin importar las calorías solo quiero que ya termine esta agonía.
Y ahora… de lejos paso por el pasillo 42… siento su olor, veo su presentación, pero en verdad lamento la perdida de mi buen sabor.
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