viernes, 21 de junio de 2013

°X

Detesto estos días del ciclo, donde voy llegando a la vuelta moribunda, a la curva rancia casi muerta que antecede al renacer. Entonces me vuelvo pequeña, en esta curva suicida, me voy sintiendo diminuta y devorada por el exterior que se engrandece. Y experimento el miedo y la rabia y la inseguridad ante la forma de mi caca, la desconfianza ante la verdadera existencia de estos hilos de ombligos que me tejen a otros planetas. Le temo entonces a la distancia, al espacio, y a los amarres entrelazados por mi piel y algo más que no es mío.

Hoy observo el ciclo, y me doy cuenta que cuando comienza inició sintiéndome como una ola grandota, con fuerza fluyendo en la corriente que brota en declive cuando el ciclo se menea y se curva, y recaigo en la pequeñez de mi ombligo, y me come lo externo y me pudro adentro y renazco floreciendo, con el pensamiento en primavera, con la libertad brotando de mis venas...

Quiero romper el círculo de una vez por todas, y dejar de reproducir en mi misma los ciclos naturalizados y ser fuerte y estar segura de mi realidad todo el tiempo.

0 comentarios:

Publicar un comentario