Cuando llega, llega. Así cayo esta noche, que después del humo trajo la palabra de visita a esta garganta seca que ha gozado de ausencia de voz en estos últimos días. Hoy se dejo venir la palabra, quizá fue el bus y sus tantos vendedores que liberaron mis últimas fichas en solidaridad con su respiración/vida/existencia.
Un payaso con la sonrisa desgarrada se subió mojado al bus a presumir que hace muchos años había salido en televisión nacional, luego de emocionarse y levantar el pecho, volvió a la curva para abajo que enjutaba su cuerpo y su mirada, y aún así tocó una trompeta plástica que apenas y sacaba rescoldos de melodías.
Hoy no quería regresar a la casa a ser tragada por la almohada e ignorar el mundo, hoy quise escupir alguna de esas realidades que se desplazan a mi ombligo y en algún determinado momento, como ahora, saltan a la hoja. Hoy fue el payaso el que se comió mis palabras, el que se trago mi rostro serio y ausente, mis monedas, mis billetes... El que estiro mi memoria, y dibujo en esta hoja la atmósfera del bus que me lleva a mi destino.
0 comentarios:
Publicar un comentario