No existe fraude en lo que escupen los cuerpos El líquido guarda la voz de mi canto.
Quizá porque un día sentí derretirme frente a tus ojos y sobre tu piel morena – quizá porque es delirante sobrevivir a un derrumbe tras una sonrisa-
No se puede acallar los maullidos feroces que escapan de esta
piel que mantengo encima. El corazón nunca se detiene, y sé, también, -tan bien-
que tus oídos saben interpretar los
silencios
Sollozos anteceden mi ahogo, mi ruptura como cuerpo
solitario que chispea en los bordes de otro organismo
¡Que me quepa en la boca el mundo! Que se desgarren los
conductos
-tengo la urgencia de vomitar el océano… -
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