Siendo bestia momentánea, deseando la fuerza de la bestia permanente, para borrar la condición de cachorra indefensa que tanto placer produce luego del ataque bestial.
Si la bestia no fuese efímera, quizá caminaría rompiendo caminos temblorosos, pero la bestia aparece y se va, dejando en mi un insecto moribundo masoquista aficionado a cortar sus alas.
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