En la curiosidad del salto, en la mirada del mono, en el
palpitar perdido, en la esmeralda incrustada En el cuerpo siento, una urgencia,
necesaria, entre los huesos, que irrumpe carreteras espaciales, distancias
inmensas y pensamientos que se evaporan
a velocidad de la luz.
Como un espectro incrustado en el encéfalo, atardece mi
ventana galáctica llena de nubes acumulativas, de páginas nunca escritas.
Llueve, llueve y atardece, en mis entrañas palpitantes de ternura fugitiva,
como tú, imagen fugaz que escapa en los microsegundos del ciberespacio.
Vamos a tomarnos de la mano, a caminar entre monitores, a
derretirnos entre los cables del teléfono, a respirar la magia de las
distancias que no existen para este, sentimiento, que me corroe el cuerpo, que
me calcina una sensación andante, de tenerte.